La Corte Suprema de Brasil condenó al expresidente, Jair Bolsonaro, a 27 años de prisión por dirigir una organización golpista, integrada por otros siete acusados, que utilizó estructuras del Estado para ejecutar operaciones de inteligencia para mantener al conservador en el poder. Correspondía cederlo a Luiz Lula da Silva, ganador de las elecciones generales de 2022.

Entre las artimañas que el grupo llevó a cabo, figuran: orquestar una campaña de desinformación en redes sociales; apropiarse de datos de la Agencia Brasileña de Inteligencia; manipular informes y hostigar a opositores del intervencionismo militar. Las comunicaciones entre los colaboradores de Bolsonaro se registran entre 2021 y 2023.

La declaración de Mário Fernandes, ex secretario ejecutivo de la presidencia, recogida en septiembre de este año, es particularmente grave: Admitió redactar el plan “Puñal Verde y Amarillo”, que implicaba asesinar al entonces presidente Lula da Silva, a su vicepresidente electo Geraldo Alckmin y a Alexandre de Moraes, juez Supremo que hizo efectiva la sentencia de Bolsonaro.

Bolsonaro y su equipo legal tendrán cinco días para apelar la decisión de la corte. El expresidente, de 70 años, se encuentra recluido en su residencia de Brasilia, sobrellevando su reciente diagnóstico de cáncer de piel.