La salida de Shigeru Ishiba, quien hasta hoy fue primer ministro de Japón y presidente del Partido Liberal Democrático (PLD), propició un hecho histórico en el país del sol naciente: lo sucedió Sanae Takaichi, ex presentadora de televisión y parlamentaria, convirtiéndose en la primera mujer en obtener el puesto más alto en la jerarquía ministerial. Obtuvo 237 de los 465 votos de los miembros en la Cámara Baja de Japón.

A principios de octubre, Takaichi, de 64 años, ganó elecciones primarias para elegir a un nuevo líder del PLD, después de dos intentos fallidos. En cuanto a su reciente elección como premier, se consideraba “asegurada” dada la firma de un acuerdo con el Partido de la Innovación de Japón, para garantizar su apoyo en la votación.

Fiel admiradora de Margaret Thatcher, la primera premier de Gran Bretaña y una de las figuras más importantes del siglo XX, Takaichi pretende volverse “la dama de hierro° (sobrenombre adjudicado a Thatcher) japonesa. Pretende llevar a Japón a “una nueva era”. Su nacionalismo, así como opiniones que se alinean con su posición conservadora, levanta cuestionamientos sobre el control que tendrá sobre las relaciones diplomáticas con Corea del Sur y China.

Este hito en la historia política de Japón supone una victoria sobre la brecha de género que, de acuerdo al Foro Económico Mundial, el país de oriente expone con menos del 20% de mujeres en puestos gubernamentales.