Quince personas, incluyendo cuatro menores, han muerto en Kiev tras uno de los mayores ataques aéreos de Rusia contra Ucrania. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, condenó el ataque, acusando a Moscú de preferir «continuar matando» en lugar de negociar la paz.

El bombardeo afectó zonas céntricas de la capital, causando daños significativos a un edificio residencial de cinco pisos, que quedó partido en dos. Los equipos de rescate continúan buscando a varias personas que se cree que siguen atrapadas bajo los escombros. También resultaron dañados una escuela de preescolar, un centro comercial, la representación de la Unión Europea y la oficina del British Council.

El ataque y sus consecuencias

El ejército ucraniano informó que Rusia utilizó 598 drones y 31 misiles, incluyendo dos Kinzhal supersónicos, en el que se ha convertido en el segundo ataque aéreo más grande contra el país desde el inicio de la invasión en febrero de 2022. Testigos reportaron haber escuchado potentes explosiones y el sonido de drones, mientras los residentes corrían a los refugios subterráneos en busca de protección.

Zelenski calificó el ataque como una «horrible y deliberada matanza de civiles», y argumentó que el rechazo de Rusia a un alto el fuego y su constante evasión de las negociaciones demuestran que no tienen interés en la diplomacia. Además, pidió nuevas sanciones contra Rusia y sus aliados.

Respuesta del Kremlin

Por su parte, el Kremlin insistió en que sus bombardeos contra Ucrania «continuarán» y que los ataques tenían como objetivo instalaciones militares y paramilitares. Sin embargo, el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov, afirmó que Rusia sigue interesada en alcanzar sus objetivos por medios políticos y diplomáticos.

El presidente del Consejo Europeo, António Costa, aseguró que la Unión Europea «no se dejará intimidar» por Rusia, tras los daños sufridos por su misión en Kiev. El bloque ha convocado al embajador ruso para abordar la situación.